lunes, 6 de abril de 2009

Errores informáticos

Pues resulta que, por fin, me ha llegado la notificación del juzgado de lo social para cobrar la indemnización por despido improcedente. Ahí me tienen a mi, todo ufano y alegre yendo a cobrar el pequeño pellizco que me correspondía por haber sido insultantemente expulsado de mi puesto, y... nada, que no ha podido ser porque, entre otras cosas, había un fallo informático en la oficina bancaria.

Creo que yo era el único cliente de toda la oficina al que le hacía gracia la situación. De hecho me debían mirar raro porque me estaba partiendo el ojal, y es que, en este país, las cosas funcionan así: El sistema informático de un señor banco se va al carajo, la oficina (u oficinas si el problema es generalizado) se quedan totalmente paralizadas y los clientes tragan con el problema... vaya usted a saber, cosas de los ordenadores, si es que es un mundo muy complejo, ya se sabe. Los empleados de la oficina recurren a todas las frases típicas en lo que he venido en llamar el teorema no hay rival pequeño (del que hablaré otro día de estos) y a nadie parece importarle.

Pues no, señores. Lo que no puede ser es que un país avanzado como en el que vivimos una (o quizás varias) oficinas bancarias se queden bloqueadas por completo por un error informático y nadie depure responsabilidades de ningún tipo ni se haga nada al respecto. Para quien no lo sepa, la informática en España es una profesión absolutamente desregularizada, lo que permite a las empresas campar a sus anchas, sometiendo a sus clientes a un mercado en general vergonzoso y manteniendo a sus trabajadores bajo circunstancias irregulares sin fin (ausencias de convenios, horas extras forzadas y sin cobrar, inexistencia de sindicaciones, despidos arbitrarios a quienes formen comités de empresa, etc...).

Una regularización de la informática es algo crucial para el crecimiento económico y empresarial de este país, pero o bien el gobierno no acaba de verlo o bien hay oscuros intereses presionando para que no lo vean.

La próxima vez que un ordenador no funcione o haya un error informático que le resulte chocante y molesto (a mi madre al dar de alta su teléfono móvil le han marcado que nació en Rumanía... curioso ¿no?, al parecer era un problema informático también), en vez de tragar proteste, ayude a mejorar la informática en este país. Exija el mismo nivel de profesionalidad que le exige a quienes le hacen una instalación de gas o una instalación eléctrica. Tal vez si todos nos quejamos algún día dejemos de estar a la cola de Europa en tecnología y comunicaciones.

jueves, 2 de abril de 2009

La entrevista de trabajo (ah, el horror).

Decía la profesora de un curso de búsqueda activa de empleo al que asistí hace unos años que es fundamental aprender a estar callado en las entrevistas, a responder sólo a aquello que nos preguntan y a no tenerle miedo a los silencios.

En aquel momento, en aquel instante lejano ya en el tiempo, fui consciente de que se me iban a dar fatal siempre las entrevistas. Sencillamente porque soy un chorreo constante de palabras que fluyen sin cesar de una persona y me cuesta horrores cortar la hemorragia imparable que supone mi verborrea. Dicho en llano: que soy un bocazas.

Con los años, y a fuerza de llevar ya un buen puñado de entrevistas a las espaldas, creo que he logrado refinar mi técnica y, con gran esfuerzo, me logro callar algunas cosas antes de que se me escapen. Sin embargo, y por mucho que ponga de mi parte, aún es habitual en las entrevistas a las que acudo que en algún momento dado me encuentre pensando: "mierda, no debería haber dicho eso".

Sin embargo no todo es malo, el hecho de ser un perfecto bocazas con una larga experiencia, me ha enseñado a ahogar los errores en un mar de palabras, a redirigir la atención del oyente hacia aquello que yo quiero que escuchen y, en definitiva, a llevarme más o menos el gato al agua. Me considero un orador bastante aceptable, no temo hablar en público y se me da bien (o eso quiero creer), con lo que llegado el momento suelo tener una cierta ventaja respecto a gente de verbo menos fluido.

El problema en las entrevistas es que no sólamente lo que dices puede echarte atrás. Lo curioso y fascinante del mundo de los recursos humanos (tal vez algún día debiera intentar trabajar en él) es que se han desarrollado un montón de estudios y parámetros que, como si se trataran de la antigua frenología, determinan si una persona va a ser válida o no para un determinado puesto a través de la ropa que viste, sus gestos, sus expresiones faciales, el tiempo que deja pasar entre respuestas, etc, etc...

No es broma, todo está tipificado, en un momento dado una persona puede acabar accediendo a un puesto por encima de otras con similares cualidades y formación por el hecho de haber acertado con la corbata que llevó a la entrevista mientras que otro sencillamente puede haber sido rechazado por estar constipado y tener que sonarse la nariz en múltiples ocasiones. ¿Es eso fiable? Quiero decir, ¿realmente a la hora de la verdad el color de un traje, los gestos con las manos o el hecho de que se dejen pasar exactamente tres segundos antes de comenzar a responder pueden diferenciar a un excelente currante de un sociópata en potencia? Es de suponer que las cosas no sean tan sencillas, que no se trate de un único parámetro en un momento dado el que nos encasille en uno de los múltiples arquetipos con los que los especialistas de RRHH trabajan sino un conjunto de elementos que quien nos está entrevistando está acostumbrado a reconocer.

Y esto ha de ser realmente eficaz, porque las empresas cada vez se gastan más dinero en profesionalizar sus departamentos de RRHH, de modo que donde antes en las entrevistas te podías encontrar hablando con el director sobre el puesto de trabajo al que aspiras, actualmente lo más habitual es, al menos de entrada, tener que pasar un primer corte a través de interrogatorios clónicos llevados a cabo por personas que probablemente ni siquiera saben a qué se dedica la empresa. Me pregunto cuánto tardarán en empezar a solicitar que uno se lleve su propia muestra de orina a las entrevistas, y, bien mirado, atendiendo al índice de consumo de estupefacientes de las generaciones que empiezan a acceder al mercado laboral empiezo a sospechar que tal vez no fuese una idea tan mala.

Me parece bien profesionalizar el ámbito de los recursos humanos para evitar... cierto tipo de comportamientos y para maximizar la eficiencia de la contratación de personal. Sin embargo, creo firmemente que no hay ninguna técnica psicológica que pueda sustituir al buen feeling entre entrevistador y entrevistado, sobre todo cuando se trata de gente que va a trabajar codo con codo en el mismo departamento.

Por mi parte intentaré ser menos bocazas en futuras entrevistas y guardarme la verborrea para este blog. Supongo que a estas alturas ni dios lee los artículos, pero si hay alguien ahí fuera me gustaría conocer su opinión o sus anécdotas sobre las entrevistas de trabajo en las que haya participado.


miércoles, 1 de abril de 2009

Opositar o no opositar... that's the question

¿Qué es más digno para el alma? ¿Afrontar las penurias de una vida arrastrada bajo la opresión abrasadora de la empresa privada? ¿O afrontar con tesón las terribles pruebas que la oposición entraña para alcanzar un puesto fiable de duración regulada?

Ah... la eterna pregunta del español medio que se va al paro... ¿me pondré a preparar unas oposiciones? Es jodido, hay que volver a chapar como cuando se era estudiante universitario y, encima, en esta ocasión no compites contra ti mismo sino contra otro montón de gente que tiene las mismas ansias que tú de conseguir un trabajo de donde no le puedan largar.

Los casos de éxito se cuentan por cientos. Todos tenemos algún familiar o conocido que tiene un trabajo realmente sencillo, consistente en poco más que leer el periódico y decir "en la otra ventanilla" unas cuantas veces al día, y al que encima pagan mejor que a ti.

Sin embargo no es oro todo lo que reluce, hay una cosa que está clara, para alcanzar un puesto de funcionario, generalmente, hay que partirse los codos a base de clavarlos en la mesa y muy poca gente lo consigue a la primera, ya que suele haber mucha gente haciendo cola en plazas de interino, amarrando puntos con cada mes que pasa en trabajos bastante menos atractivos que el de la ventanilla y el Marca, que se suelen llevar la mayoría de los puestos ofertados.

Por mi parte, y mientras me sale algo mejor que hacer, desde luego es una oportunidad de tener la cabeza ocupada en algo que no sea tramar planes de refinada venganza oriental contra los responsables de mi crisis laboral.

Ya veremos si opino lo mismo dentro de unos días, al fin y al cabo hoy es 1 de Abril

martes, 31 de marzo de 2009

¿Es la informática una mierda?

Desde que entré en el mundo laboral me he preguntado esto, y supongo que, en gran medida, casi cualquier persona que se dedique profesionalmente a ello (particularmente en puestos medio-bajos) lo ha hecho.

No deja de resultar preocupante el hecho de que no conozco a nadie que esté contento de verdad en su puesto de trabajo dedicándose a éste sector, supongo que ello se puede deber a que realmente no hay nadie, sea cual sea su sector, que esté realmente contento con su trabajo. Ya se sabe... castigo divino y esas cosas.

¿Somos todos los informáticos unos inconformistas? ¿Tendríamos que coger un pico y una pala y aprender lo que es el verdadero duro trabajo como ya he leído en alguna ocasión? Sí, supongo que será eso...

En el fondo todo el mundo sabe que la vida del informático es una gozada: teclear cuatro tonterías que se pueden aprender en un curso de CCC y estar todo el día jugando al Quake. Y encima cobrando unos sueldazos y sin paro. Si es que nos quejamos de vicio.

Por mi parte el desencanto viene de descubrir que el sector no es lo que me esperaba cuando entré a trabajar en él. En la facultad me imaginaba las empresas de desarrollo como lugares jóvenes donde los equipos trabajaban en estrecho apoyo, haciendo reuniones de brainstorming para acometer las tareas complejas y donde la capacidad técnica se valoraba por encima de cualquier otra cosa. Imaginaba un sector donde, con los años, podría ir cediendo las labores de desarrollo hardcode a las nuevas generaciones y podría dedicarme a diseñar soluciones a más alto nivel, incluso, por qué no, donde podría acabar ingresando en un departamento de I+D+i donde pasar mis días estudiando las más avanzadas tecnologías y tratando de sacarles partido para ir siempre un paso por delante de la competencia.

En la realidad, lo que he visto ha sido empresas ambiciosas que desean obtener el máximo rendimiento sin invertir en desarrollo ni en tecnología. Donde los jóvenes producen y los viejos deciden, pese a que a menudo no conocen el sector en el que se mueven. Donde el picateclas, usualmente, sólo tiene un modo de dejar de ser picateclas: conseguir un puesto distinto en otra empresa. Donde las bases más lógicas de la ingeniería de software son sistemáticamente ignoradas por directivos que desean ganar dinero recortando gastos en mano de obra en vez de hacerlo mediante la excelencia. Donde el software que se desarrolla, en general, resulta bastante vergonzoso y se vende mal al extranjero (donde,
al contrario que en España, se suele preferir calidad a precio).

Acepto que hay gente que se equivocó de carrera al escoger la informática, conmigo, por ejemplo, estudiaba un muchacho que, tras tres años en la facultad me preguntó un día:
-"Oye tío... ¿los ordenadores no huelen muy raro?"
-"¿A quemado? Yo no huelo nada" -le respondí yo (estábamos en un aula de prácticas).
-"No, no, no digo estos... digo todos, los ordenadores en general. ¿No crees que huelen mal?"

Yo me pregunto qué futuro le espera a una persona que piensa que lo que va a ser su principal medio de subsistencia tiene mal olor (y no estoy hablando precisamente de los basureros). Sin embargo cada vez conozco más gente que, sin haberse equivocado, teniendo una indudable vocación por la informática y las nuevas tecnologías, acaban con sus huesos en puestos de venta de televisores o como comerciales. Profesionales que serían enormemente valiosos para empresas que prefieren pagarle sueldos irrisorios a becarios (a los que tal vez los ordenadores huelan mal) para seguir haciendo malos productos.

Y mientras tanto los informáticos seguiremos siendo putas (con todos mis respetos a dicha profesión).

viernes, 27 de marzo de 2009

¿Es Android el SO móvil del futuro?

Vale, sí, lo sé. Este blog nacía con la sana intención de ser un contrapunto humorístico a una situación penosa, no el enésimo ejercicio de tecnocracia vana alojado en blogger.

Sin embargo me voy a permitir tener hoy un pequeño escape y hablar brevemente sobre Google Android. Para quien no lo conozca, Android es el sistema operativo para dispositivos móviles que la espectacular Google ha lanzado hace unos meses. Este sistema se caracteriza, entre otras cosas, por ser multiplataforma y estar orientado a un desarrollo abierto que constriña lo menos posible a los programadores que desean implementar aplicaciones.

Hasta ayer había oído hablar un poco sobre este SO y su paradigma, pero no había buceado muy intensamente en su universo, pero curiosamente, la última clase del curso que estaba haciendo ha versado sobre este tema y me ha parecido extremadamente interesante.

Lo primero, decir que Android, como casi todo lo que Google hace de cara a desarrolladores profesionales, es una auténtica maravilla de simplicidad; en la web de desarrollo podéis encontrar extensa información sobre las diferentes librerías que componen las diversas capas del operativo, descargas del SDK, emuladores, y la siempre necesaria comunidad para contactar con otros desarrolladores.

Cualquiera que haya trabajado alguna vez con las APIS de google maps, google calendar, youtube, ... estará más que acostumbrado a la brillantez y simplicidad de sus modelos, así como a lo excelentemente documentadas que están y lo agradable que resulta trabajar sobre ellas. Por supuesto Android no es una excepción en este aspecto, Google es una empresa de desarrolladores y tiene muy claro cómo orientar ciertas partes de su negocio hacia los propios desarrolladores.

Atendiendo a lo abierto del modelo y a las cifras de crecimiento de uso de los móviles con Android, y teniendo en cuenta sobretodo que todas las compañías grandes del mundo de la telefonía móvil se van a subir al carro de este nuevo operativo, da la sensación de que el todopoderoso Iphone de Apple va a tener un serio competidor devorando parte de su tarta (y digo su tarta porque actualmente ocupan más del 66% del mercado de aplicaciones en internet).

Sin embargo algo me llamó la atención ayer cuando hablábamos sobre la apertura de miras de este nuevo entorno de desarrollo, y es la ausencia de control sobre las aplicaciones que se suben por parte de los desarrolladores. Quiero decir con esto, que inicialmente nadie toma responsabilidad legal de ningún tipo sobre las aplicaciones que se cuelgan en el Android market más allá de los controles mínimos de calidad, y no sólo esto, sino que además se pueden encontrar múltiples aplicaciones sin ningún tipo de firma para descargar a través de bittorrent.

Esto genera un importante agujero de seguridad de cara al gran público. Si bien un usuario con un poco de conocimiento de lo que está haciendo se lo pensará dos veces antes de descargar una aplicación que tenga acceso a datos privados del teléfono o que utilice servicios que puedan conllevar un coste (las aplicaciones deben definir este tipo de accesos en su manifiesto para poder acceder a los diferentes recursos del teléfono), el usuario medio simplemente pulsará repetidamente "Aceptar" hasta que tenga ejecutándose el juego que se ha descargado o la aplicación que acaba de encontrar con la que podrá espiar las conversaciones de messenger de sus contactos.

Y es ahí, efectivamente, donde yo veo el peligro comercial de este proyecto. La idea de un mercado totalmente abierto de aplicaciones es algo genial para los desarrolladores, pero se vuelve un caldo de cultivo tremendo para que en un futuro próximo surgan millones de aplicaciones de malware orientadas a explotar vulnerabilidades de usuario móvil. La gente comienza a ser más o menos consciente de los riesgos que entraña la navegación por internet o el acceso a qué determinados de sitios o correos enviados por gente que no conoce, sin embargo el usuario medio no parece ser aún consciente de que estos problemas pueden afectarle igualmente a través de un dispositivo móvil.

Cuando la cuota de mercado de Android sea significativa (cosa que puede producirse en tan solo unos meses) comenzarán a aparecer multitud de problemas con virus, vulneración de datos personales, invasión de spam, etc... y esto llevará indudablemente a que las compañías tomen cartas en el asunto pero... ¿cual es la solución a estos problemas? ¿La implantación de productos antivirus y antimalware en los teléfonos móviles? No se trata de dispositivos que puedan ir regalando recursos alegremente a aplicaciones voraces como suelen ser las aplicaciones de seguridad. ¿El cierre del entorno aumentando los controles y dificultando los accesos a según qué partes del operativo? Eso iría contra el paradigma con el que nace Android y afectaría a una de sus mayores armas en el combate contra Apple.

Está claro que el problema no es exclusividad de Android, ya que tanto Iphone como los móviles basados en Symbian pueden enfrentarse a situaciones similares, sin embargo Apple cuenta con una cierta cobertura a nivel legal en el AppStore que le puede proteger mientras que la licencia sin ningún tipo de garantía de Android que tanto favorecerá sus desarrollos puede ser la fuente de sus mayores dolores de cabeza.

¿Qué nos deparará el futuro en este campo? Sólo el tiempo lo dirá, por de pronto yo estoy bastante impresionado con Android y su desarrollo, aquí os dejo un video de demostración de un móvil con este operativo.

jueves, 26 de marzo de 2009

El día después es al día siguiente

Y como decían los geniales Siniestro Total "... y nunca miro a los ojos de la gente". El ritual del desempleado comienza a ponerse en marcha con toda su vigencia, como si de procesional paso de Semana Santa se tratara, arrastro mis pies hacia la oficina de empleo al son marcado por los tambores de mi mente.

Me sorprende llegar a la oficina y encontrarla casi vacía... atendiendo a los telediarios y las colas que se ven siempre en las oficinas del INEM esperaba encontrarme, sino una cola que diera la vuelta al edificio, sí al menos una considerable cantidad de gente en el interior. Sin embargo en el mostrador de información no había nadie y la señora que atendía tenía cara de estar bastante aburrida (10:30 am)

El caso es que no he podido tramitar la solicitud de la prestación porque aún no han pasado 8 días naturales desde mi despido, con lo que tendré que volver la semana que viene. Sí me han apuntado a la demanda de empleo y hemos actualizado los datos de mi ficha (en la que ni siquiera contaba que fuera ingeniero porque cuando me apunté al paro por primera vez aún estaba estudiando).

A la vuelta del INEM he estado dándole vueltas al ¿y ahora qué?, la verdad es que no tengo demasiado claras las cosas... supongo que la informática no es la única vía posible, de hecho tras 7 años y pico en la profesión estoy bastante más que desencantado con ella y empiezo a plantearme muy seriamente el convertirla simplemente en una afición malsana y buscarme la vida por otra parte.

La vida se aprecia desde un prisma diferente cuando se está desocupado, hacía mucho tiempo que no veía mi ciudad un día laborable por la mañana; todo parece ir a un ritmo distinto al que estás habituado y, pese a la debacle personal que significa estar parado, el mundo no se para, el muy cabrón.

Dos cosas aprendí en el día de ayer, la primera que la informática está muy mal para la gente de los puestos medios-bajos del escalafón (el profesor que nos da clase en un cursillo que estoy haciendo comenzó a calentarse al hablar sobre ciertos asuntos hasta que pudimos apreciar que es otro quemado más de este fantástico mundo laboral que nos rodea).

La segunda es que cuando un hamster comienza a lamerte un dedo es el momento de apartar la mano, ya que está probando qué sabor tienes.

Son cosas que dan mucho que pensar, meditad sobre ellas...

miércoles, 25 de marzo de 2009

En la puta calle 2.0

Enhorabuena tío, ha vuelto a suceder, te has ido a la calle. Puede que la culpa fuera tuya o que la culpa fuese de la empresa, o de Zapatero, o de la crisis global, o de Madoff o de la conjunción de Virgo con Sagitario, esa discusión está por dilucidar y además es un ejercicio vano.

La realidad, la puta y jodida realidad, es que te vuelves de cabeza al horror (ah el horror...) de las colas del paro, del no saber qué hacer y de la incertidumbre diaria. No es un terreno inexplorado, lo has vivido en más ocasiones; sí, en aquel entonces eras más jóven, tenías más ganas, más pelo, más esperanza, lo veías todo un poco más de color de rosa y no colgaba sobre tí la sombra inequívoca de la espada de Dámocles que firmaste apenas hace dos meses con el banco.

Si éste fuera realmente un ejercicio de bloggin 2.0 ahora tocaría enlazar a tu perfil de Feisbuk, donde tendrías un emoticón deprimido y unas cuantas fotos demostrando lo triste de tu existencia. Afortunadamente no gasto de eso, con lo que me ahorro un montón de vacías condolencias de mucha gente que no conozco y que las empresas que puedan interesarse en el futuro sobre mí vean en mi perfil lo que realmente pienso de ellas.

Cuando te despiden tienes una sensación parecida a cuando la novia te deja. Durante algún tiempo piensas que la culpa es tuya, que deberías cambiar, tratas de analizar qué has hecho mal y, tras un tiempo de maduración, acabas llegando a la conclusión de que el problema es que es una hija de puta. Ese es el momento en el que estás preparado para volver a enamorarte.

Y es que el ser humano es así de curioso, para poder amar necesita odiar.

La desventaja con una empresa que te abandona es que no puedes quedar de cuando en cuando para tomar un café y terminar echando un polvo; la ventaja inequívoca es que las ganas de tener sexo te harán ponerte las pilas para encontrar una nueva novia, quien sabe, con el tiempo hasta se acabe poniendo celosa y lamente haberte abandonado.

También las formas en las que una chica te abandona y las que una empresa tiene para despedirte son parecidas, y se dividen principalmente en tres grandes bloques:

et voilá: Todo va aparentemente bien hasta que un día, de repente, tienes tus cosas en la calle o te encuentras con que ella se ha ido... la alternativa empresarial es que llegues un día a la oficina y te des cuenta de que todo el mundo se ha ido a otro emplazamiento sin decirte nada o que directamente han dejado tu taza de café y demás enseres personales en el contenedor de al lado de la puerta. Este tipo de actuaciones son poco habituales en el sector empresarial por las violentas reacciones que suelen generar.

Seamos amigos:
Tras un montón de años de tirar para adelante con la relación, tu chica de pronto decide contarte que ha descubierto lo importante que es para ella desempeñar una labor humanitaria en una ONG de Argentina, donde por supuesto, no desea que la sigas y donde compartirá piso con Marcello su exprofesor de Pilates de recias pantorrillas y más recia aún torrilla. Es uno de los momentos más putos de la existencia, porque encima de que te mandan a la mierda pretenden tomarte por tonto. En el mundo empresarial sucede cuando te echan "por la de buenas", claro, el sector está de capa caída, eres alguien muy válido para la empresa pero no podemos permitirnos mantener tu puesto, personalmente nos produce un gran pesar abandonarte a tu suerte pero sabemos que saldrás a flote, no hay rival pequeño, el futbol es así, etc... Vamos, que se te queda cara de gilipollas y encima tienes la sensación de que si montas un escándalo vas a ser el malo de la película. Suelen utilizarlo mánagers con poderes hipnóticos por la escasa agresividad que genera en el afectado, aunque luego tienen que darse prisa en sacarte del edificio antes de que el efecto pase. Hay gente que sostiene que esta podría ser una táctica Jedi, aunque sin duda perteneciente al lado oscuro de la fuerza (y ya está es oficial... definitivamente se me ha ido la pinza...)

La táctica tirita: Suele decirse que cuando tienes que quitarte una tirita o un esparadrapo lo mejor es hacerlo de un tirón seco, ya que resulta mucho menos doloroso a la larga. Yo tengo una cosa que decir a quienes fomentan esta pequeña perla de la sabiduría popular: y una puta mierda, lo que pasa es que os mola ver los lagrimones que se le caen a la peña cuando pega el tirón. Muchas mujeres deciden recurrir a ésta táctica cuando te abandonan. Quedan contigo un día para charlar o ir al cine y al final (las más perras lo harán entremedias) te sueltan de sopetón que lo vuestro se ha acabado, pero no se van ipso facto no, se quedan ahí esperando a ver el efecto que tiene la tirita en tu organismo, esperando el lagrimón o las voces desaforadas; probablemente para poder decirte con tono glacial "por favor, no hagas una escena" frase que estoy seguro toda mujer trae grabada de serie en su código genético de modo que cada vez que la utiliza a lo largo de su vida siente automáticamente una descarga de endorfinas muy cercana al nivel orgásmico. En el caso empresarial esta táctica es de las más habituales, te encierran en un despacho con el mánager y un testigo para evitar males mayores (lástima que en las facultades de administración de empresas pongan American Beauty y El Club de la Lucha) y te sueltan de sopetón que te vas a la puta calle. A partir de ahí, y según lo melodramático o patibulario que sea cada uno, se abre un nutrido abanico de posibilidades, desde que te pongas a dar voces mentando a las siete últimas generaciones de sus ancestros, pasando por amenazas verbales o físicas, hasta carcajadas incontroladas o lamentos y sollozos.

Los lectores avezados ya habrán notado que a mi me han echado con el método tirita, yo no amenacé ni me lié a ostias (aunque no sería por ganas), tan sólo logré articular un par de tacos e interpelar al cabrón que me estaba echando y que no hacía tanto me había convencido para quedarme en la empresa cuando había tenido otra oferta. Sinceramente espero no volver a cruzármelo en la vida, por su bien y por el de mi certificado de penales.

No tengo mucho más que contar por hoy... la jornada ha sido un poco jodida, me he levantado tempranito para no perder la costumbre de ser una persona productiva de la sociedad y un hombrecito de pro. He renovado mi cv y he comenzado a enviarlo a diferentes ofertas de trabajo a través de webs de empleo. Por de pronto, y hasta que mañana logre enchufarme un rato más con gana de escribir y narrar cómo ha ido el segundo día de destierro, os dejo con un par de enlaces que han contribuido a que este día no haya sido tan perro:

¿Qué hacer si te quedas en el paro?
En este artículo de Borja Prieto, que ya había leído hace algún tiempo, se dan claves más que útiles para no permitir que la vorágine del desempleo consuma tu vida. Me parecen realmente interesantes y han ayudado a que esta mañana, en vez de quedarme en la cama durmiendo y lamentándome por mi desgracia, me haya levantado, afeitado y haya puesto en marcha desde ya el proceso de búsqueda activa de empleo. Como último (espero) apunte serio de éste blog deseo recomendar a todo el mundo que se encuentre en esta situación que se lo lea y lo ponga en práctica en la medida que se ajuste a su situación.

Sinergia sin control: me largo
Simpática tira del conocido webcomic en la que se retrata con certera brillantez la situación de los trabajadores de tecnologías de la información en España, la leyenda dice que en el extranjero las cosas son distintas, tal vez algún día lo investigue.

Reconozco que ésta primera entrada ha sido bastante sosa, prometo enmendarme, simplemente hace menos de 24 horas que me han despedido y mi humor aún está descongelándose en el alféizar, espero que no le pase como a la merluza y se acabe poniendo rancio.